Leticia Sala

size_chart_customfield
size_chart_customfield
size_chart_customfield
size_chart_customfield
size_chart_customfield
size_chart_customfield

ENGLISH VERSION

Historia de un nacimiento #14 
Nacida y viviendo en Barcelona

¿Cuándo fuiste madre?
Me convertí en madre con 32 años una madrugada de agosto en la misma ciudad que me vio nacer a mí, Barcelona.

¿Crees que fue una decisión premeditada?
Sí, fue una decisión buscada. Unos meses antes de quedarme embarazada de mi hija Cleo, lo intentamos por primera vez con mi pareja y resulta que me quedé embarazada a la primera. Pero lo perdí a las pocas semanas. Nunca pude imaginar cómo perder algo que había buscado de forma espontánea y sin pensármelo demasiado, podría provocar que quedarme embarazada de nuevo se convirtiera en lo más importante para mí en esa época.

¿Por qué crees que se convirtió en lo más importante?
No sé si fue una consecuencia del duelo que estaba viviendo o algo atávico que se desencadena cuando se activa el chip “buscar embarazo”.

En tu nuevo libro Los cisnes de Macy’s dedicas un capítulo a esta primera experiencia. ¿Crees que se habla suficiente sobre los abortos en nuestra sociedad?
No se habla casi nada. Me di cuenta solo cuando lo viví en primera persona. Sigue existiendo un tabú, un miedo a nombrar las cosas invisibles.

¿Cómo entiendes la maternidad?
Solo hace un año y medio que soy madre, así que yo misma ando navegando en esa pregunta. En lo poco que llevo en esta pantalla sí tengo la sensación de que la maternidad es algo cambiante y variable con los años de la criatura, en cambio ser madre es para siempre. La maternidad es todo lo del mundo exterior: el cuidado, la responsabilidad, los valores, etc. Ser madre es el centro de todo, el sentimiento inexplicable.

¿Podrías contarnos cómo fue el parto?
El nacimiento de Cleo pasó de ser algo doloroso y perfecto a convertirse en algo difícil. No hablo mucho sobre esto, supongo que porque en algún punto aún no lo he procesado del todo. Por motivos independientes al parto, Cleo tuvo que ser operada el mismo día de su nacimiento y eso hizo que pasara sus primeras semanas de vida en la UCI neonatal. Supongo que este inicio hace que no tenga ni idea de cómo es un inicio “normal”. He escrito sobre esto en el libro.

Ese capítulo lo remueve todo. Ahora que ha pasado un poco de tiempo, mirando atrás, ¿qué te dirías, si pudieras?
Que llegará a casa sana y que vivirás momentos con ella delirantemente felices.

¿Recuerdas qué sentiste la primera vez que tuviste a Cleo en tu brazos?
Cuando me la dieron en brazos y vi sus ojos, vi los míos. Su mirada era clavada a la mía. No puedo explicar fácilmente lo que sentí, es como si me estuviera viendo a mí misma en la vida real.

¿Cómo fue el postparto?
Pasamos el postparto inmediato en la unidad de cuidados intensivos de neonatos. Aprendí a dar el pecho ahí, le cambié su primer pañal en esa unidad. Fue un inicio absolutamente inesperado, totalmente distinto a cualquier cosa que habíamos podido imaginar. Cuando íbamos a casa a buscar ropa o a ducharnos, veíamos la cuna y toda la logística lista para su llegada, sin estar Cleo ahí.

¿Cuánto tiempo pasó hasta que pudisteis ir a casa juntas? ¿Qué sentiste entonces?
Semanas. Pasé la recuperación de mi parto y cesárea en la unidad neonatal, a su lado. Esas semanas no me permití experimentar cansancio ni dolor. Había idealizado tanto el momento de llegar a casa juntas, que cuando llegó, todo el cansancio y la angustia que había reprimido salió de golpe. Pero en paralelo también estaba extremadamente feliz de verla por fin en su cuna, en nuestra cama, en nuestro sofá.

Dicen que la intuición de una mujer crece durante el embarazo y después del parto. ¿Te ha pasado?
Desde luego. En mi caso, pasé un embarazo en las nubes, experimenté esto que comentas tras el nacimiento. Desde entonces mi forma de conectar el pensamiento con la acción ha cambiado por completo, me he convertido en alguien con mucha más confianza. De hecho, me he convertido en una versión de mí misma que soñaba hace años.

¿Cómo es esa versión?
Más decidida, con más dirección y, a su vez, con más empatía y sensibilidad.

¿Has notado cuál ha sido el cambio más grande en ti tras dar a luz?
Creo que el cambio más significativo que afecta a todas las parcelas de mi vida es que he pasado de sentirme hija a sentirme madre. La forma de moverte en el mundo, de tomar decisiones, tu sentido de pertenencia en la sociedad, cambia radicalmente. Y tengo que decir que lo agradezco. Creo que si no hubiera dado este salto al vacío que es convertirse en madre nunca hubiera podido llegar donde estoy ahora espiritualmente.

¿Cómo es ese lugar?
Un lugar con mayor conciencia.

¿De qué manera dirías que tu experiencia como madre ha afectado a tu creatividad hasta el momento?
Siento que haberme convertido en madre ha afectado mi creatividad más de lo que soy consciente. Mi proceso creativo ha cambiado inevitablemente. Antes podía estar todo el tiempo que quisiera en el mundo de las ideas. Y eso para una escritora es un regalo que no aprecié hasta que lo dejé de tener. Ahora Cleo siempre me tira hacia la tierra. Durante el posparto, es algo que me costó de encajar. Ahora en el fondo también agradezco este cambio: ha provocado que mi proceso creativo deje de ser más momentáneo, una lucidez puntual, a trabajar en algo más longevo. Y eso de hecho ha sido bastante perfecto para Los cisnes de Macy’s. Al tratarse de un libro de historias, este proceso de volver a la historia día tras día cuando no estoy con mi hija, me ha ayudado a profundizar más en los personajes y sus conflictos.

¿La expectativa era otra?
Sí. Me imaginaba escribiendo con ella en brazos. (Risas). Eso se dio solo muy al principio. Para mí la escritura es incompatible con el cuidado. Es un oficio muy solitario que implica silencio y horas muertas.

¿Qué es lo mejor de ser madre? ¿Qué te parece lo más difícil?
Por ahora, para mí, lo peor ha sido darme cuenta de cómo mi sueño se ha convertido en una cosa frágil. Antes de dar a luz, pocas veces en mi vida había experimentado insomnio. Desde que Cleo nació, el sueño se vio interrumpido por sus necesidades, como cualquier bebé, pero además yo empecé a tener insomnio. Ahora siempre que algo me preocupa, el sueño lo paga.

Lo mejor de ser madre es la fortaleza profunda y certera que te da para superar cualquier cosa. El sentido de misma fortaleza se ha transformado por completo. Me siento más sólida, más capaz. También diría que desde el momento en el que das a luz se te abren unos canales de empatía y súper sensibilidad que por ahora no se han vuelto a cerrar.

¿Desde que eres madre ha cambiado la relación con tu madre?
La relación con mi madre al convertirme yo en una ha cambiado hacia mejor. Por un lado, saber lo que es la maternidad ha provocado que admire todavía más todo lo que hizo por nosotros. Tuvo cuatro hijos. Sobre todo al principio, en las noches en blanco, pensaba a menudo en mi madre y en el hecho de que ella había hecho exactamente lo mismo por mí. Fue como un descubrimiento tardío de algo muy importante que pasó hace mucho tiempo y que nadie me había dicho. No conecté con lo vulnerables que somos al nacer hasta que tuve a mi hija. Mi vulnerabilidad fue protegida enteramente por mi madre. Impresiona cuando lo vives en primera persona.

También siento que de una forma sutil me comunico menos con ella como una “hija necesitada”, sino más de igual a igual. Al mismo tiempo, es un reflejo directo de las cosas que me gustaría reproducir como madre y los aspectos que me gustaría replantear.

¿Qué aspectos te gustaría replantearte? ¿Por qué?
Me parece bonito que el ejemplo de madre que le estoy transmitiendo es una que prioriza a sus hijos, pero que también le apasiona su carrera y que lucha por conseguir lo que quiere. Me gusta estar transmitiéndole una madre que sale al mundo y que siempre vuelve a casa para estar con ella.

¿Te gustaría tener más hijos?
Ahora que sé lo que es, no es posible tomar esta decisión con la misma espontaneidad e ignorancia que con Cleo. Pero no siento en absoluto que mi canal de madre se haya cerrado.

— Fotos: Pau López