Flowers for Milo by Mònica Bedmar

 

Mònica Bedmar presenta Flowers for Milo, una recopilación de imágenes que nos muestra el duelo de su tercer hijo. Se habla poco de abortos espontáneos en nuestra sociedad, que como ella cuenta nos invita a seguir viviendo. Delicada e íntima, Mònica rinde un homenaje a Milo para que se quede con ella siempre. El libro se encuentra en su web y a ella la podéis seguir en Instagram

¿De dónde nace Flowers for Milo?
Flowers for Milo sale de la necesidad de sanar y compartir una pérdida. Después de decidir que queríamos tener otro hijo me quedé embarazada muy rápido. Pasé un primer trimestre muy cansada, con muchos vómitos... Así que cuando llegó el segundo trimestre me sentía genial. A las 16 semanas tuve una corioamnionitis a raíz de una biopsia corial y la bolsa donde vivía Milo se infectó, con las consecuentes contracciones y parto prematuro. Sí, tuve que parir a Milo. Lo ví, lo tuve entre mis brazos y era tan bonito. Murió en mis brazos también. La vida y la muerte se juntaron en un instante. Pasé unos días en el hospital ingresada con muchos antibióticos, durmiendo mucho. Fue una experiencia muy dolorosa, pero había algo de ternura, de memoria, de belleza, de confianza en la vida que quería conservar.

¿Podrías contarnos cómo ha sido el proceso creativo?
En el mismo hospital escribí un texto que guardé durante meses. Recuerdo sentir una urgencia en escribirlo, para poder plasmar lo que sentía y no tener que recordarlo más tarde. Lo guardé. Incluso olvidé donde lo había guardado, quizás era tan doloroso que no quería volver a leerlo. Pero pasados unos meses sentí que quería dejar una pequeña huella, hacerle un homenaje. Y de paso visibilizar algo muy tabú todavía. Durante el proceso llegué a muchas personas cercanas que habían tenido experiencias similares. Personas con las que compartía el día a día y ni tan siquiera sospechaba que habían tenido una pérdida. Fueron esos: "A mi también me ha pasado..." lo que despertó en mí ganas de querer plasmarlo en algo físico, en este caso un libro.

Siempre me ha parecido muy bonita la costumbre de llevar flores a los muertos, es otra vez esa unión entre la vida y la muerte. Así que pedí a amigos, vecinos, gente cercana de mi trabajo que si les apetecía mandarme sus flores para Milo. Me mandaron fotografías preciosas, textos, flores secas, cuadros, retales textiles. Mis vecinos recogieron un ramo silvestre de los caminos cerca de casa y me lo trajeron. Fue un proceso muy bonito juntar todo. A todo ese material le añadí fotografías personales de todos los meses que pasé embarazada: viajes con mis otros dos hijos, momentos cotidianos, fotografías que hice cuando Milo vivía aún en mí.

¿Es fácil vivir un duelo en la sociedad actual?
La verdad es que no. Pero yo siempre he sido bastante ermitaña en cuanto a mis emociones y no dejé que me traspasara mucho lo que me decían. Me refugié en mis hijos que son muy sabios y sabían expresar mejor que yo el dolor hacia fuera. Le hacían dibujos, cartas. Se espera de ti que vuelvas enseguida a la normalidad: "Ya tendrás otro, ya tienes dos." Y sí, soy partidaria de que la vida sigue, pero hay que dar espacio a lo que nos pasa, poder transitar el dolor y poder convertirlo para poder seguir dando lo mejor de ti y no quedarte anclada en una vivencia. ¿Sabes? Cuando te pasa algo así realmente ves como es la gente que te rodea, a qué le dan importancia. Y yo me llevé gratas y bonitas sorpresas. Me quedo con eso, con el aprendizaje.

¿De qué forma te ha ayudado la fotografía tu proceso curativo?
Yo vivo a través de las imágenes, quizás a otra persona le hubiera salido escribir una novela, un libro de poemas, hacer una escultura. Yo busqué la manera de juntar esos dos procesos: las imágenes y un duelo. Desde el hospital me recomendaron que fuera a unas sesiones grupales con gente que había pasado por lo mismo. Fui una tarde, pero no volví más. Entiendo que estos grupos sean de ayuda a mucha gente, sin embargo en mi caso necesitaba sacarlo de otra manera que conectara más con mi esencia. Flowers for Milo ha sido mi terapia, y ahora que en unos días va a salir de imprenta siento que cierro un círculo. Era importante para mi dejar algo físico, una memoria, un homenaje que no fuera efímero. Me siento en paz.

¿Cómo dirías que se transforma el dolor?
Creo que se transforma en el momento en el que lo aceptas. En cuanto dejas de luchar contra él. Durante meses estuve anclada en pensar en lo injusto que era, en por qué me había pasado a mí, si había tomado alguna decisión equivocada. He aprendido que rendirse no está tan mal. Nos hacen creer que debemos luchar contra aquello que no nos gusta, contra las emociones negativas. Pero ¿y si las dejamos ser? ¿Qué pasa? En mi caso encontré algo de paz. Dejar de buscar respuestas y simplemente aceptar que la vida es eso, y abrazar lo imprevisible, lo doloroso, para luego poder transformarlo. Ahora pienso en Milo y sonrío. A veces le hablo y cuando vamos a andar con mi familia pienso que se ha transformado en naturaleza, en flor, en árbol, en mota de polvo al sol. De esa manera podemos quererle y recordarle aunque ya no esté.